Los Pumas

El oro y el barro

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A pocos días del inicio de su gira por Australia, la mayoría de los rugbiers del seleccionado argentino no duda: la profesionalización resulta esencial para alcanzar un alto nivel de competitividad.

"¿Qué los hace entrenar doble turno bajo la lluvia el Día del Trabajador? ¿Qué los lleva quince días más tarde, y en medio de un alerta meteorológico, a volver a embarrarse en la cancha y quitarle horas al sueño cuando al día siguiente hay que levantarse a las seis de la mañana para ir a trabajar? ¿Qué los anima a caer una y cien veces para tacklear cuando los dirigentes más de una vez les han dado la espalda? ¿Qué los motiva a seguir jugando todavía por el amor a una camiseta que ya ha sido vendida a un sponsor? El rugby y ese yaguareté devenido en Puma, que estampados en sus corazones, volverán a lucir orgullosos el 13 de junio cuando den comienzo a su gira por Australia, el país de los campeones del mundo. "

Cazando leones con una honda

Adolfo Etchegaray, el medio scrum del seleccionado argentino que en el ’65 le ganó a los Springboks sudafricanos (ver recuadro en página 37), dijo que iban a África a cazar leones con una honda. El equipo, al que bautizó "Los Pumas" la imaginación de un periodista sudafricano, marcó un hito difícil de igualar: disputó 16 encuentros, ganó 11, empató 1 y perdió 4. En la Copa del Mundo Gales ’99, Los Pumas volvieron a cargar la honda y obtuvieron el 5° puesto para entrar definitivamente en la historia del rugby internacional. No sólo por haberle ganado a Irlanda, una de las potencias del deporte de la guinda (después de sufrir los nueve minutos de alargue más largos que se recuerden), sino porque su apertura, Gonzalo Quesada, recibió el Botín de Oro como el máximo goleador del mundial por los 102 puntos que marcó con su pie derecho y el Olimpia de Oro como el mejor deportista argentino del año pasado. Ocho meses después y con un nuevo cuerpo técnico encabezado por Marcelo Loffreda, llegó la hora de tensar de nuevo el elástico para la gira australiana que comenzará el 13 de junio, ante Queensland; el 17, con los Wallabies, los campeones del mundo; el 20, con New South Wales, y el 24, el segundo cotejo con los Wallabies. ¿Armados de una honda flamante, podremos derribar al Goliat del rugby en su propia casa? "Estamos un poco más cerca pero todavía nos falta –reflexiona Marcelo Loffreda, el nuevo director técnico-. Antes de la profesionalización, salvo los All Blacks, Argentina le ganó alguna vez a todas las grandes potencias. Pero desde que los países de nivel top internacional le abrieron las puertas al profesionalismo (Francia, Inglaterra, Irlanda, Escocia, Gales, Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda), se ha ampliado todavía un poco más la brecha. En todos esos países los jugadores, profesionales, tienen entre doce y catorce entrenamientos semanales. En la Argentina los jugadores, amateurs, tienen dos entrenamientos cada siete días. Los muy ‰ responsables, que asumen el rugby como un compromiso, hacen alguna preparación física en forma individual, van al gimnasio o corren por su cuenta. Pero la brecha sigue siendo muy importante: son tres o cuatro entrenamientos contra catorce."

Ser o no ser profesional

Recién en 1995 la International Board blanqueó el profesionalismo en el rugby internacional. Diez años antes, cuando Nueva Zelanda y Australia propusieron realizar el primer mundial, sus jugadores ya recibían dinero. El rugby todavía no era profesional, pero los All Blacks gozaban de un profesionalismo encubierto. Tenían los bolsillos llenos y todas las puertas abiertas: podían elegir ser desde gerente de un banco hasta presidente de una compañía con tal de vestir el negro sagrado el día del partido. La Copa del Mundo de Gales significó el definitivo adiós al amateurismo y puso al descubierto un negocio que es mucho más redondo que ovalado. El balance entre los derechos de televisión –sus 41 partidos transmitidos a más de 150 países fueron presenciados por una audiencia global acumulativa de 3.000 millones de espectado-res–, los aportes de los patrocinantes y el de otros ingresos comerciales arrojó una ganancia bruta de 119 millones de dólares para la Rugby World Cup Ltd., la compañía que organizó el mundial junto a la International Board. En ese contexto, ¿Los Pumas pueden seguir siendo amateurs o ya deben ser profesionales? El tercera línea Rolando "Yankee" Martin no duda: "Mi postura es muy clara. El jugador argentino tiene que ser rentado para tener las mismas condiciones, facilidades y beneficios que tienen los equipos internacionales". Su voz es la de la mayoría de Los Pumas. En una reciente encuesta, de los 30 integrantes del plantel mundialista 24 se manifestaron a favor de recibir dinero para jugar, sin contar con que muchos de ellos ya lo hacen profesionalmente en el exterior. El medio scrum Agustín Pichot firmó un contrato anual por 400 mil dólares con el Bristol inglés y maneja un BMW Z3 al que nunca se hubiera subido si siguiera jugando en la Argentina. Roberto Grau, el primera línea mendocino del Saracens inglés, vive por y para el rugby en un condominio en North Finchley, a 30 minutos del centro de Londres. Algo parecido ocurre con Ernesto Patricio "Pato" Noriega, Puma entre el ’91 y el ’95, radicado en Australia desde 1996 y jugador de su seleccionado desde el ’98. El contrato que lo une a su equipo, además de los cientos de miles de dólares que ha agregado a su cuenta, incluye un auto, el alquiler de una casa y ‰ todos los gastos que tengan él, su esposa y sus tres hijos. Para poderles hacer frente a los dos exigentes campeonatos que tiene que jugar en una sola temporada, entrena doble turno todos los días de la semana, llueva o truene. En la Argentina, un jugador amateur entrena dos veces por semana por la noche, después de una agotadora jornada laboral que pocas veces tiene que ver con el rugby. "Lo más importante no es la profesionalización de jugadores y entrenadores, sino la creación de una estructura que ayude a difundir el rugby entre los más chicos –afirma el ‘tano’ Loffreda–. El mundial acercó a los clubes a mucha gente que no era del rugby y que vio a Los Pumas por televisión." El director técnico fue Puma durante trece temporadas y tiene dos títulos en su haber como entrenador del San Isidro Club. Motivos no le faltan para ilusionarse. La actuación de Los Pumas en la Copa del Mundo tuvo un alentador efecto multiplicador gracias a la difusión que le dio la televisión. Pumas-Japón tuvo 9,8 de rating sólo en la Capital Federal y Gran Buenos Aires, y el partido con Francia alcanzó un pico de audiencia de 24,4 puntos que representan tres millones de espectadores. El histórico triunfo ante Irlanda despertó la pasión de la gente casi como si se tratara de un mundial de fútbol. No sólo hizo que los bares se atestaran de hinchas alentando y opinando aun sin entender qué es un scrum o por qué cobran penal a cada rato. Para no perderse detalle del partido y aunque cueste creerlo, la Bolsa de Buenos Aires cerró transitoriamente sus puertas, como si su par de Nueva York hubiera colapsado.

Te llevo en la camiseta

Al frente de la Selección, Loffreda está acompañado por Emilio Perasso como encargado de la Comisión de Selección Nacional, Daniel Baetti como segundo entrenador y Daniel Graco como secretario técnico rentado. Rentado, sí, leyó bien. A pesar de que el quinto puesto en la Copa del Mundo no parece haber sepultado las diferencias entre el rugby amateur y profesional que todavía existen entre la dirigencia argentina, algo parece estar cambiando. A principios de 1996, la Unión Argentina de Rugby (UAR) eliminó las restricciones para el uso de la publicidad en la indumentaria. El puntapié inicial lo dio la Unión Tucumana cuando firmó un contrato anual por 120.000 dólares para que los clubes de primera división y de ascenso llevaran el logo de una productora cervecera en su camiseta. Córdoba, Mendoza, Mar del Plata y Rosario siguieron sus pasos. Atlético de Rosario aceptó 60.000 dólares para que por un año y con opción a dos, una AFJP estampara su logo en el pecho. La misma que por 300.000 dólares durante dos años arregló con el San Isidro Club no bien la Unión de Rugby de Buenos Aires autorizó el uso de la publicidad en la indumentaria. Los Pumas no fueron menos. La UAR firmó un contrato de dos años por 650.000 dólares por temporada para que una tarjeta de crédito se luciera en la camiseta nacional y otro por 800.000, mitad en efectivo, mitad en indumentaria, para que una nueva empresa del ramo se hiciera cargo de vestir a los yaguaretés criollos. Para entrenarlos, antes del mundial, contrató los servicios del neocelandés Alex Wyllie por 50.000 dólares por año. A los jugadores les aumentó los viáticos de 100 a 200 pesos por día y les dio vía libre para explotar su imagen, lo que antes no estaba permitido. Así, Los Pumas empezaron a ponerle el cuerpo a publicidades de marcas de cerveza, teléfonos o autos. Si hasta Luis Gradín, presidente de la Unión Argentina de Rugby no descartó que Loffreda pueda cobrar sueldo algún día: "Wyllie no cobraba por ser extranjero, sino por entrenar un equipo".

Push, push, push

¿Cómo hay que hacer para no desaprovechar el envión que le dio el Mundial de Gales al deporte en la Argentina? "Seguir entrenando a pesar de la lluvia para no perder el ritmo", simplificó, voluntarioso, el tercera línea Lucas "Ruso" Ostiglia. "Estructurar y organizar un poco más a nivel nacional lo que se logró a nivel internacional", razonó el segunda línea Ignacio "Nacho" Fernández Lohbe, el mismo que se trepó al alambrado para festejar el cuarto y último try que selló la victoria 33 a 13 frente a Inglaterra en el ’97.

"En el Mundial, y aunque eran amateurs, Los Pumas tuvieron una preparación profesional –agrega Loffreda–. A pesar de los problemas que existieron con los entrenadores (se relevó a José Luis Imhoff y luego a Héctor ‘Pipo’ Méndez poco antes de empezar el Mundial) y de que se sintieron sin conducción, los jugadores se fortalecieron hacia adentro. Durante tres meses se olvidaron de su trabajo, estudios y obligaciones. Se dedicaron exclusivamente a entrenar para ese mundial y los resultados están a la vista." Sin embargo, después de aquel triunfo histórico ante Irlanda quedó la sensación de que la "Pumamanía" otra vez perdía el tren. Aceptada la renuncia de Wyllie, la conducción de Los Pumas estuvo acéfala cinco meses, hasta que Marcelo Loffreda se hizo cargo del plantel. "El éxito es el imán fundamental para atraer más público al rugby –explica el tano–. Lamentablemente entre el entusiasmo posmundial y esta nueva etapa que empiezan Los Pumas se perdió demasiado tiempo. Creo que aunque la UAR, por una cuestión estatutaria, no pudo designar antes un entrenador, el seleccionado debería haber aprovechado ese momento de euforia para llevar a los jugadores a distintos lugares del país a hacer clínicas y ayudar a difundir un poco más el deporte." En la Argentina, desgraciadamente, el rugby tiene la imagen de ser un deporte elitista al que sólo tienen acceso los chicos que van a colegio privado. Australia, un país cuyo rugby infantil y juvenil está asentado en los colegios, tiene casi la misma cantidad de habitantes, pero menos jugadores de rugby que la Argentina. Así y todo supo organizarse y sacarle jugo a la coyuntura de haber salido campeones mundiales. Las remeras naranjas se venden por doquier y no hay chico en el país de los canguros que no sueñe con vestir la camiseta de la Selección algún día. En Nueva Zelanda, en cada potrero hay dos arcos de rugby y un grupo de chicos jugando con una pelota ovalada. Toda la población conoce de memoria la formación de los All Blacks y hay ciudades de 40.000 habitantes que tienen estadios con capacidad para 60.000 personas. Hugo Porta, el mejor rugbier argentino de todos los tiempos, siempre cuenta que en sus épocas de esplendor podía caminar por la porteñísima calle Florida sin que nadie lo reconociera, pero nunca pudo dar un paso en las calles de Auckland (Nueva Zelanda) sin ser acosado por los pedidos de autógrafos. La anécdota no es exagerada. "Los Pumas: scrum poderoso y Porta", es la leyenda que se lee al pie de una vitrina dedicada a la Argentina en el museo de rugby de esa ciudad l

El interior vs. Buenos Aires

La Unión Argentina de Rugby (UAR) está formada por 22 uniones provinciales que representan a los 276 clubes donde se sacan el gusto unos 5.000 jugadores; sin embargo el 85% de Los Pumas que jugaron el último mundial pertenecía a la provincia de Buenos Aires. Esto tiene una explicación para Loffreda: "La Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) tiene un campeonato mucho más competitivo que el de las distintas regiones donde se desarrolla el buen rugby en el interior: Tucumán, Córdoba, Mendoza y Rosario. En los campeonatos nacionales, salvo el campeonato que obtuvo Córdoba y la seguidilla que logró el gran equipo que tenía Tucumán, la hegemonía siempre pasó por Buenos Aires". Eso también explica que su seleccionado haya tenido a veces mejores resultados que Los Pumas a nivel internacional cuando nos visitaron las potencias extranjeras (dos victorias sobre Inglaterra, dos a Francia, una a Sudáfrica y una a Gales). 

Loffreda sabe que el quinto puesto de Los Pumas en el Mundial es más ficticio que real y asume a los dos test-matches ante Australia de visitante como una parada más que dura. "Ni quiero hablar de resultados: debutar contra el campeón del mundo integrado por jugadores profesionales que acaban de terminar el super twelve, uno de los campeonatos más competitivos del mundo, no va a ser tarea fácil." Además de Australia, en lo que queda del año lo esperan Inglaterra y Sudáfrica, como si todo esto fuera poco. Ante tan exigente calendario, la difícil transición entre el amateurismo y el profesionalismo y las luchas de los dirigentes, ahora Loffreda entiende por qué, cuando se hizo cargo de la Selección, unos lo felicitaron y otros lo compadecieron. 

La gloria fuera de casa 

Los siguientes son los triunfos más resonantes que lograron Los Pumas en el exterior:

19- 6- 65 Jr. Springboks 6 - Los Pumas 11 (Johannesburgo, Sudáfrica). 

3- 4- 82 Sudáfrica 12 - Sudamérica XV 21 (Bloemfontien, Sudáfrica)

(Los Pumas jugaron bajo ese nombre para poder competir en la Sudáfrica del apartheid. 

Hugo Porta anotó los 21 puntos del combinado)

31-7-83 Australia 3 - Los Pumas 18 (Brisbane, Australia).

14-11-92 Francia 20 - Los Pumas 24 (Nantes, Francia). 

21-8-99 Escocia 22 - Los Pumas 31 (Edimburgo, Escocia).

10-10-99 Samoa 16 - Los Pumas 32 (Cardiff, Gales).

16-10-99 Japón 12 - Los Pumas 33 (Cardiff, Gales). 

20-10-99 Irlanda 24 - Los Pumas 28 (Lens, Francia). 

Cachorros y veteranos

En Berlín, en el ‘87, Los Pumitas (el seleccionado juvenil formado por jugadores de menos de 19 años) obtuvieron su primer título internacional al ganarle a Francia 15 a 14. Repitieron en Troia (Portugal) ‘89, Treviso ‘90, Toulouse ‘91, Lille ‘93, Brescia ‘96 y Buenos Aires en el ‘97. Siete títulos mundiales en los últimos diez años. En Gales ‘99 y en Le Creusot 2000 finalizaron séptimos, su peor ubicación. "Al perder el segundo partido con Nueva Zelanda todo se complicó, porque es un torneo por eliminación –cuenta Pablo Repetto, integrante de Los Pumitas que jugaron en Le Creusot–. Un par de neocelandeses eran profesionales y la diferencia física era enorme." 

En el ‘92 la competencia empezó a complicarse para Los Pumitas cuando la International Board reconoció oficialmente al torneo como el Mundial Sub 19 y se sumaron Sudáfrica, Escocia, Gales e Irlanda. Y en el ’99 se agregaron Australia, Inglaterra y Nueva Zelanda, nada menos. 

La pasión por la ovalada en la Argentina no tiene edad ni sabe del paso del tiempo. Rafael Madero, capitán del plantel de Los Pumas Classic que en Bermuda conquistó el Mundial Senior (World Rugby Classic) para jugadores mayores de 35 años, siente que vuelve a vivir cada vez que se pone otra vez los pantalones cortos: "El título del año pasado fue el logro de haber sido consecuentes. Teníamos la sangre en el ojo: en el ‘97 salimos subcampeones, en el ‘98 terminamos terceros, y en el ‘99 logramos el título". Al seguir jugando como en sus épocas de Puma, Madero siente que se divierte al tiempo que quema sus últimos cartuchos dentro de una cancha: "Estamos un poco más viejos y más pelados, pero no sentimos que el tiempo haya pasado".

Texto: Jorge Carlos Fritzsche


Imprimir | la reproducción de las notas solo se hace a modo ilustrativo. Los derechos de la mismas pertenecen a la revista Nueva | Publicado el domingo 11 - 06  - 2000